Existen momentos en que todo es un continuo ajetreo, como una especie de tienda famosa recién inaugurando, y otros que son menos entretenidos, como un fin de semana encerrado en una oficina. La verdad es que yo estaba en el periodo de inauguración de mi regreso a la soltería. Lo primero que quieres hacer después de terminar algún tipo de relación con algún chico, aparte de primero tragar un litro de helado mas un par de pasteles y un par de tragos con tus amigas, es conocer gente nueva y dejar que todo fluya. Y como siempre, ahí estaban mis amigas, Isidora y Florencia para acompañarme en esta travesía llamada Viña del mar, la ciudad jardín .
No sé si fue el aire marino o simplemente mi disposición a conocer gente nueva, que desde el primer día, mi plan surtió efecto. Fue ahí, entremedio de chicos que veían un partido de futbol más tres chicas que también les agrada el futbol,(Isidora, Florencia y yo)que conocí a Señor Bonni. El hecho de que nos tratara de incluir en el grupo al primer momento en que entramos a la casa creo que fue lo que más me llamó la atención, bueno además de su físico y esa cara que dice “soy joven pero no tanto” y de “soy guapo pero no lo refriego en la cara cada 5 min”. Después de ver futbol venia la parte que esperábamos con las chicas, bueno más bien Florencia y yo, ya que Isidora por ese día tenia sus propios planes. Con Florencia, Señor Bonni y sus amigos fuimos a bajar un poco el alcohol ingerido y las calorías del fabuloso asado.
Como yo inauguraba mi soltería, fuimos precisamente a un lugar que lo inauguraban ese día. La fila era aun mas grande que la de un cajero único en una playa del momento. Sin embargo nosotros no tuvimos que hacer fila, ahora él porque ninguno lo tiene suficientemente claro. Apenas entramos con Florencia no dudamos en bailar enseguida. Yo bailaba con un amigo de Florencia y Florencia bailaba con Señor Bonni. Pero en un cambio de pareja que se produjo (el motivo nunca lo entendí) yo bailaba frente a la persona que nos había recibido, Señor Bonni. La verdad esa noche bailando con él, la distancia entre su cara y la mía se acortó. Quedamos en vernos al otro día pero la verdad es que ninguno de los dos se acordó, y si lo recordé en algún momento lo pase por alto. Tenía claro que lo que había pasado mientras bailábamos pasaría solo esa vez.
Al otro día vinieron a mí los recuerdos y el ver que no tenía a quien llamar me hizo extrañar a Señor Cool pero la verdad es que las chicas no me dieron tregua y no tuve más tiempo para pensar y extrañar, de lo que tuve ese día. Los días seguirían ajetreados sobretodo la última noche. Ahí fue donde conocí a un santiaguino extranjero en la ciudad jardín. Señor Kutsman era perfecto, me saco a bailar, era guapo, caballero, me invito a un trago y además quiso conocer a mis amigas y cruzar un par de palabras con ellas. Sin duda los días en Viña del mar fueron muy ajetreados. Pero aun quedaban mas días de locos en Santiago.
No había duda alguna que lo que necesitaba en esos días era justamente lo que había tenido; locos días ajetreados sin un minuto libre para pensar en las cosas estúpidas que las mujeres llegamos a pensar cuando recién terminamos algún tipo de lazo afectivo.
Haciendo ya la maleta para partir de vuelta a Santiago tuve ese maldito minuto para pensar. En 60 segundos pude pensar en todo mi pasado, en lo que viví y a lo que volvería. ¿Qué haría una vez de vuelta en Santiago? ¿entraría en esas depresiones patéticas del volver a estar sola? Pero como en 60 segundos me hice mil preguntas, en 60 segundos también me respondí. Que estupidez si con las ruedas del bus camino a viña pise mi pasado, si había quedado algo, con las ruedas del bus camino de vuelta pisaría lo que quedó en el cemento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario