No sé como lo habrán descubierto los científicos, pero es verdad que cuando pruebas algo, después quieres volver a tenerlo una y otra y otra vez. Así pasa con el chocolate, con los zapatos, con la ropa, con las pizzas, con las papas fritas, con la comida que ofrece ese payaso de pelo rojo y traje amarillo y también con las relaciones.
Tanto tiempo sin una relación semi estable había olvidado lo bien que se siente, y la adicción que esta te puede provocar y que cuando la dejas quieres volver a tenerla pese a todos los motivos que te hicieron dejarla.
Una vez ya en la gran ciudad me enfrentaba a la realidad, y en esa realidad estaba volver a estar sola. En ese momento no lo quería, no quería tener ningún momento libre para que mi mente empezara a armar sus ideas atrofia cerebros, y a ponerme entre ceja y ceja la idea de que extrañaba a Señor cool. Fue entonces que apareció Señor Haka. Pensé en porque no darle una oportunidad, había estado siempre ahí para darme consejos y nunca desistió sobre su idea de estar conmigo un día mientras yo estaba con Señor Cool y le decía mil veces que no.
Así fue como acepte tomar unos tragos con él durante unos días, lo que provocó que cada vez nos acercáramos mas hasta que terminamos con un trato de por medio. Hay veces que me pregunto si el habrá sabido desde el principio que en algún momento iba a aceptar salir con el ¿tanta fe podía tener en el mismo? La verdad ese tema me tenia sin cuidado, ya que en esos momentos su compañía me hacia feliz y me desconectaba de cualquier idea con Señor Cool.
Por un tiempo estuve bastante entusiasmada con nuestro contrato, me hacia reír, no pasaba tiempo sola, incluso pase más tiempo con el de lo que pasé con cualquier pareja en tan poco tiempo, sin ser pareja. Quizás era porque me daba justo lo que necesitaba y más. Lo mejor de nuestra amistad era que nunca involucramos sentimientos, por lo menos por lo que se.
Sin embargo un día llego a mí eso de lo que estaba huyendo. De pronto sentí la necesidad de querer volver a estar completamente sola. Ahora solo quería tiempo para mi, quizás para pensar, quizás para calmar mi actuar o simplemente había llegado el momento de terminar con mis días ajetreados.
Por eso cuando Señor Haka llamo en la noche, supe que era lo que tenía que decir. Le explique que ya no era buena idea vernos, que todo lo que él me había dado había sido increíble pero había llegado mi momento de estar completamente sola. Simplemente estaba en busca de tranquilidad. Sonaba como esas frases típicas de películas de cuando los hombres mienten, pero era la verdad, yo no mentía, realmente quería eso.
¿Por qué cuando tenemos mil oportunidades de tener lo que queríamos, ya no queremos tomarlas?
Con señor Kutsman tenía la oportunidad de tener todo lo que una mujer sueña, un hombre guapo, con un acento extranjero, que abre las puertas de todo para ti, te cuida y vuelvo a recalcar, muy guapo. Y por otro parte tenia a Señor Haka, que si bien éramos amigos, me daba justamente lo necesario para no necesitar algún tipo de relación con alguien. Entonces ¿Por qué ahora quería alejar mis oportunidades? ¿Por qué lo que antes odiaba ahora lo necesitaba? La verdad es que ni yo lo entiendo, y ahora entiendo porque quizás puedan decir porque somos complicadas. Pero tal vez no es tan complicado. Al igual que un día después de ir al mal o de una larga caminata, necesitas llegar a casa, tirar tus zapatos, tomar el control de la tv y tirarte sobre el sillón a mirar una buena película y no pensar en nada. Eso era precisamente lo que necesitaba.
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