Cuando somos pequeñas nuestros padres solían decirnos no
hagas esto, no hagas esto otro por el simple miedo a que algo nos pudiera herir,
sin embargo nuestro espíritu de gato curioso nos obligaba a ir tras nuestro
objetivo y no descansábamos hasta aprender con una herida del porte de un
estacionamiento de mall, que eso era peligroso como nuestros sabios padres nos decían.
Pero en el tiempo algo paso, con la estatura, en lugar de tener aun menos miedo
a las heridas, nos convertimos en el ayudante del héroe miedoso de todo.
Ahora tenemos miedo de cualquier situación y confiamos más
en las experiencias de nuestras amigas, o más bien en las situaciones
imaginarias de nuestras amigas, que en lo que podríamos aprender si nos
atrevemos a cruzar el rio. ¿Por qué hacemos caso de que zapato escoger a una persona
que no tiene nuestro pie y que ni siquiera a probado el nuevo calzado?
Tenemos tanto miedo a ser heridos, que confiamos en lo que “supuestamente”
haría la gente en nuestro lugar. Como vivimos pensando en el futuro, tomamos decisiones pensando en el, sin tomar
en cuenta las cosas que ocurren en el presente, pensando que de alguna forma el
futuro puede ser distinto, o como si de alguna u otra forma cronos tuviera, además
de la capacidad de arreglar nuestra apariencia de patitos feos a cisnes, tuviera
la capacidad para arreglar situaciones y por cosas del destino la persona que
odias hoy, el con una barita mágica arreglara la situación y mañana es tu príncipe
azul.
Ayer con Julieta en un día de compras terminamos en uno de
esos restaurantes con una de esas conversaciones profundas y que parecieran que
en lugar de palillos tuvieran tijeras que te solucionan la madeja de nudos que
tenias en tu cabeza.
Julieta parecía estar confundida y con esa
leve, pero no por eso, invisible fiebre de “lo extraño tanto”. No sabía qué
hacer; sentía la necesidad de volver con su ex pero a la vez tenia tanto miedo
de saber si era esa una buena opción. Sentía que lo que quería en ese momento
era estar con él, pero a la vez no podía hacer oídos sordos a los rumores de
que su ex le había sido infiel. En su cabeza estaba la continua pregunta de ¿Qué
sucede si los rumores son ciertos y la vuelven a engañar? pero ¿qué sucede si
no lo son y pierde la oportunidad de ser feliz con el hombre que tanto la hacia
reír? ¿Tanto miedo tenemos las mujeres a la frase “te lo dije” que preferimos
dejar de lado lo que queremos por lo que el resto nos dice que hacer?¿tan
cobarde somos que preferimos sentir dolor por no hacer lo que queremos en lugar
de arriesgarnos a hacer algo que quizás nos haga sentir bien o que quizás solo
posiblemente nos hiera? ¿Tenemos miedo a adquirir experiencia?
Después de largas horas de hablar trate de explicarle que si
vive pensando en el futuro, se perderá lo que puede vivir en el presente y de
alguna forma jamás tendrá un pasado por recordar, ya sea para aprender o para sonreír
aun mas.
Por mi parte fue inevitable recordar a señor cool. Una y
otra vez hice lo que quería y la verdad no me arrepiento. Sí, muchas veces me
dijeron “te lo dije” pero la única forma de aprender a saltar la piedra es tropezando
con ella. Al fin y al cabo nunca recuerdas alguna de tus caídas como algo malo,
más bien lo cuentas como una anécdota que en su momento te hizo feliz, luego
algo triste, pero luego nuevamente te saco más de una sonrisa de la cara.
Al fin y al cabo debes hacer lo que sientes y no lo que para
las otras personas es correcto. Nadie tiene una bolita de cristal para saber cómo
es el futuro por eso solo toca escoger y disfrutar.
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