El mundo está rodeado de gente que habla sin parar, creo que si tuviéramos una grabadora en la esquina de providencia con Ricardo Lyon, podríamos escuchar las conversaciones mas insólitas que de nuestras vidas, además de algún que otro reportero en el paseo de las palmas.
Por todas partes hay gente que habla, unas con sus celulares enfadadas que es casi inevitable pensar en llamar a la policía porque ocurrirá un homicidio contra un móvil en plena calle por asuntos amorosos. Otras personas que pasan hablando solas y uno piensa que están locas pero no es que hable con el viento o el nuevo vestido que llevan en la bolsa si no que usan el útil manos libres. Algunos no hablan solo van cantando por la vida, porque les aumentaron el sueldo, porque no llegaron tarde a sus trabajos, porque recibieron una buena calificación en la universidad y otras porque simplemente tuvieron una noche de cena y de “postre”. La otra opción es la típica, esas amigas que no paran de hablar porque le está contando lo que paso la noche anterior o durante el día anterior y quizás lo que pasara al día siguiente, como si fuera la mejor película del mundo. La madre que reta a su hijo hiperquinetico, los abuelitos hablando de lo que compraran en la farmacia o la típica pareja que van discutiendo por algún motivo sin importancia.
Yo este día no pertenecía a ninguno de esos grupos pareciera que me hubiera despertado y alguien me hubiera puesto en modo silencio, ni siquiera en vibrador. No tenía ganas de ponerme al tanto de las nuevas noticias, ni yo poner al tanto de ellas a mis amigas, tampoco tenía ganas de pelear con Joaquín por temas de la convivencia diaria. Simplemente las palabras no eran mi fuerte.
Quizás era tiempo de dejar descansar mi boca de su trabajo forzado de todos los días.
Hasta señor extraño apareció con aparentemente ganas de hablar pero ya había decidido no hablar más con el porqué estaba segura que tendría una nueva recaída y mi corazón se encontraba lo suficientemente tranquilo, además mi diccionario mental se encontraba fuera de servicio, estaba decidido a no permitir emitir palabra alguna. Así es que simplemente lo ignoré.
Como no tenía ganas de hablar no habían peleas, no había nada que se le pareciera, ni siquiera angustias causadas por algún personaje que desee poner mi mundo de cabeza. Mi mundo estaba tranquilo o como dicen las revistas de vida hippie con mis chacras perfectamente alineadas, un equilibrio espiritual, aunque me causen un poco de risa estas palabras. Yo jamás he estado en tranquila y en cierta forma eso es lo que adoro de mi vida y por lo mismo adoro esta ciudad. ¿Era una buena opción en algún momento del día callarnos y dejar descansar nuestra mente de preguntas y evitar hablar para no tener dramas ni discusiones con el mundo? ¿ era así de fácil solucionar los problemas, tan solo cerrando la boca? Pero una pregunta vino casi en un micro segundo a mi mente ¿era fácil cerrar la boca?
Durante todo el día estuve poniéndome al día en cosas que había abandonado, por estados de ánimo o simplemente porque no quería hacerlas. Ordene mi habitación, estudie sobre cultura de estados unidos, algo de fonética entre otros ramos de mi universidad y hacer ridículos test de mujeres, de esos que te saca un rato del aburrimiento.
En todos decía como era, o en que fallaba o que deporte debía hacer según mi personalidad, al parecer ellos tenían más palabras que yo para definirme: persona hiperactiva, sociable, que va al gimnasio solo con una amiga de lo contrario no va, y una respuesta que en la cual creo que se equivocaron rotundamente: “debe pensar más en usted”. Creo que la única forma que piense mas en mi es que camine con un espejo al frente mío, o me considero una persona que piensa solo en ella y todo el día en ella pero si lo suficiente para quererme bastante, creo que pensar más en mi ni mis amigas ni yo me soportaría.
¿acaso un simple test puede decir lo que eres, como te sientes, lo que piensas, como actúas? Quizás como actúas frente a ciertas situaciones si pero es casi obvio si las preguntas que te hacen es como recopilar lo que has vivido, el que no pueda ver o decirte eso pecaría de idiota.
Había un test que me impresionó mucho bueno no era un test, era más bien los pasos a seguir para enamorar a alguien. ¿existían tales cosas? Y si era así ¿Por qué habían tantas mujeres solteras? Creo que si hay puntos para acercarte a ese sujeto o que te tome atención, pero no existen los puntos que te hagan enamorarlo porque a mi parecer es cosas de gustos. Pensé en que estos test te ayudaban solo a ser algo que no eres, a actuar frente a una persona, ha hablar lo que es correcto, a callar otras. Que sucede si tienes ganas de decir una broma pero según el test no era lo correcto ¿pasaras una cita aburrida y con las constantes ganas de ser tu? O ¿te arriesgaras a tirar por el retrete este test y a enamorar a esa persona con tu propio encanto?
Al final llego la noche y las ganas de volver a hablar volvieron a mí y escribo. Creo que es inevitable para una mujer y para cualquier ser humano no poder emitir su opinión durante todo un día.
Señor extraño volvió a hablarme pero el hemisferio de mi cerebro que desea hablar con el aun o se despierta y no lo hará en un buen tiempo.
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